Annie Marquier
posee una profunda formación en varios campos del conocimiento humano -en
ciencias (matemáticas, Universidad de París), arte (música), espiritualidad
(varias disciplinas) y psicología holística y transpersonal adquirida junto a
las personalidades más importantes de ese campo en América del Norte- y una
gran experiencia como profesional de la investigación y la enseñanza en el
campo del desarrollo de la conciencia, en el que lleva trabajando desde hace
más de veinticinco años.
Tras estudiar
Matemáticas y la carrera de piano y órgano fue profesora en La Sorbona. Luego
se instaló en India y participó en la creación de la comunidad de Auroville con
Sri Aurobindo y Krishnamurti. Poco después fundó en Quebec el Instituto para
el Desarrollo de la Persona (Institut du Développement de la Personne). Es
autora de El poder de elegir, La libertad de ser y El maestro
del corazón (Edit. Luciérnaga). Lleva muchos años investigando la intersección
entre la ciencia y la conciencia y sus planteamientos son siempre rigurosos y
están documentados.
-Que el corazón
tiene cerebro es una metáfora, ¿no?
No. Se ha
descubierto que el corazón contiene un sistema nervioso independiente y bien
desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja y tupida red de
neurotransmisores, proteínas y células de apoyo.
-¿Es inteligente?
Gracias a esos
circuitos tan elaborados, parece que el corazón puede tomar decisiones y pasar
a la acción independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e
incluso percibir. Existen cuatro tipos de conexiones que parten del corazón y
van hacia el cerebro de la cabeza.
-Primera…
La comunicación
neurológica mediante la transmisión de impulsos nerviosos. El corazón envía más
información al cerebro de la que recibe, es el único órgano del cuerpo con esa
propiedad, y puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las
circunstancias.
-¿Significa eso
que el corazón puede influir en nuestra manera de pensar?
Puede influir en nuestra percepción de la realidad y por
tanto en nuestras reacciones.
-Segunda
conexión…
La información
bioquímica mediante hormonas y neurotransmisores. Es el corazón el que produce
la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo: la
homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del
estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor.
-Tercera…
La comunicación
biofísica mediante ondas de presión. Parece ser que a través del ritmo cardiaco
y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo.
-Cuarta…
La comunicación
energética: el campo electromagnético del corazón es el más potente de todos
los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Y se ha
observado que cambia en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo,
frustración o estrés se vuelve caótico.
-¿Y se ordena con
las emociones positivas?
Sí. Y sabemos
que el campo magnético del corazón se extiende alrededor del cuerpo entre dos y
cuatro metros, es decir, que todos los que nos rodean reciben la información
energética contenida en nuestro corazón.
-¿A qué
conclusiones nos llevan estos descubrimientos?
El circuito del
cerebro del corazón es el primero en tratar la información que después pasa por
el cerebro de la cabeza. ¿No será este nuevo circuito un paso más en la
evolución humana?
- ¿…?
Hay dos clases
de variación de la frecuencia cardiaca: una es armoniosa, de ondas amplias y
regulares, y toma esa forma cuando la persona tiene emociones y pensamientos
positivos, elevados y generosos. La otra es desordenada, con ondas
incoherentes.
-¿Aparece con las
emociones negativas?
Sí, con el
miedo, la ira o la desconfianza. Pero hay más: las ondas cerebrales se
sincronizan con estas variaciones del ritmo cardiaco; es decir, que el corazón
arrastra a la cabeza. La conclusión es que el amor del corazón no es una
emoción, es un estado de conciencia inteligente.
…
Ya ve, el
cerebro del corazón activa en el cerebro de la cabeza centros superiores de
percepción completamente nuevos que interpretan la realidad sin apoyarse en
experiencias pasadas. Este nuevo circuito no pasa por las viejas memorias, su
conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello, tiene una percepción exacta
de la realidad.
-Parece ciencia
ficción.
Está demostrado
que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de
coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una
inteligencia superior que se activa a través de las emociones positivas.
-Pues parece que
nadie lo utilice…
Es un potencial
no activado, pero empieza a estar accesible para un gran número de personas.
-¿Y cómo puedo
activar ese circuito?
Cultivando las
cualidades del corazón: la apertura hacia el prójimo, el escuchar, la
paciencia, la cooperación, la aceptación de las diferencias, el coraje…
-¿Santos las 24
horas?
Es la práctica
de pensamientos y emociones positivas. En esencia, liberarse del espíritu de
separación y de los tres mecanismos primarios: el miedo, el deseo y el ansia de
dominio, mecanismos que están anclados profundamente en el ser humano porque
nos han servido para sobrevivir millones de años.
-¿Y cómo nos
libramos de ellos?
Tomando la
posición de testigos, observando nuestros pensamientos y emociones sin
juzgarlos, y escogiendo las emociones que nos pueden hacer sentir bien. Debemos
aprender a confiar en la intuición y reconocer que el verdadero origen de
nuestras reacciones emocionales no está en lo que ocurre en el exterior, sino
en nuestro interior.
-Ya.
Cultive el
silencio, contacte con la naturaleza, viva periodos de soledad, medite,
contemple, cuide su entorno vibratorio, trabaje en grupo, viva con sencillez. Y
pregunte a su corazón cuando no sepa qué hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario