La Institución Libre de Enseñanza fue fundada en 1876 por un grupo de catedráticos (entre
los que se encontraban Francisco
Giner de los Ríos, Gumersindo de
Azcárate y Nicolás
Salmerón), separados de la Universidad por defender la libertad de
cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a los dogmas oficiales en materia
religiosa, política o moral.
Ello los obligó a proseguir su tarea educadora al margen de los centros universitarios del Estado, mediante la creación de un establecimiento educativo privado, cuyas primeras experiencias se orientaron hacia la enseñanza universitaria y, después, a la educación primaria y secundaria. |
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Esta
Institución defiende la escuela laica y los principios y valores como el
diálogo, la tolerancia, la justicia, la paz y el respeto a todas las creencias
religiosas así como la propia espiritualidad humana. Defendió también los
ideales de la España liberal e intentó crear una sociedad más racional, más
justa y más humana. Gozó de un gran prestigio en España y en el extranjero
hasta la guerra civil, y fue el primer intento de modernizar la educación en
España. Hoy sigue siendo un punto obligado de referencia en el mundo de la
educación.
Los principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza
1. El principio fundamental es educar a sus alumnos, que incluye la instrucción de todas las funciones y energías del cuerpo y del alma. Para ello es primordial el principio de la «reverencia máxima que al niño se debe». Ajena a todo particularismo religioso, filosófico y político, se propone sembrar en la juventud, con la más absoluta libertad, la más austera reserva en la elaboración de sus normas de vida y el respeto más religioso para cuantas sinceras convicciones consagra la historia.
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