Educar en el
asombro
Año de publicación: 2012
¿Cómo
educar en un mundo frenético e hiperexigente?
¿Cómo
conseguir que un niño, y luego un adolescente, actúe con ilusión, sea capaz de
estar quieto observando con calma lo que le rodea, piense antes de actuar y
esté motivado para aprender sin miedo al esfuerzo? Los niños de los últimos
veinte años viven en un entorno cada vez más frenético y exigente, que por un
lado ha hecho la tarea de educar más compleja, y por otro, los ha alejado de lo
esencial. Vemos necesario para su futuro éxito programarlos para un sinfín de
actividades que, poco a poco, les están apartando del ocio de siempre, del
juego libre, de la naturaleza, del silencio, de la belleza. Su vida se ha convertido
en una verdadera carrera para quemar etapas, lo que les aleja cada vez más de
su propia naturaleza, de su inocencia, de sus ritmos, de su sentido del
misterio. Muchos niños se están perdiendo lo mejor de la vida: descubrir el
mundo, adentrarse en la realidad. Un ruido ensordecedor acalla sus preguntas,
las estridentes pantallas interrumpen el aprendizaje lento de todo lo
maravilloso que hay que descubrir por primera vez.
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