Dr. Nelson Campos
Villalobos
LA REBELDÍA DE
RUSSELL
Al leer las
biografías existentes, se desprende que Russell fue un rebelde, pero en el buen
sentido del término, porque estuvo disconforme con algunos aspectos del sistema,
pero nunca se pronunció contra personas determinadas. Su rebeldía es diferente
a la de Giordano Bruno, que llevado por su pasión por la intransigencia, se
acercaba mucho a la patología psiquiátrica. En cambio Russell era un apasionado
por la libertad, el pacifismo, el nuevo rol de la mujer en la sociedad y por la
necesidad de una nueva educación que liberara el espíritu de prejuicios y
restricciones sin sentido, propias de la religión dogmática que imperaba en su
mundo… Sus protestas fueron siempre apoyadas por científicos de la calidad de
Einstein, con quien se escribía e incluso publicaron conjuntamente sus ideas
sobre la guerra atómica y sus peligros.
En su ensayo titulado Educación y
disciplina, Russell precisó su propio concepto sobre la rebeldía. Dice: “Los
rebeldes, por otra parte, aunque puedan ser necesarios, difícilmente pueden ser
justos con lo existente. Añádase que son muchas las clases de rebeldía, y
solamente una pequeña parte de los rebeldes son sabios. Galileo fue un rebelde
y fue sabio; los que creen en la teoría de que la tierra es plana son rebeldes
igualmente, pero son unos ignorantes. Hay un gran peligro en la tendencia a
suponer que la oposición a la autoridad es esencialmente meritoria y que las
opiniones libres son correctas con mayor probabilidad; ningún propósito útil
queda servido rompiendo faroles o sosteniendo que Shakespeare no es poeta. Y,
sin embargo, esta rebeldía excesiva es muchas veces el efecto que produce en
los niños con espíritu un exceso de autoridad. Y cuando los rebeldes se hacen
educadores, muchas veces provocan el desafío por parte de sus alumnos, para los
que al mismo tiempo están tratando de formar un ambiente perfecto, aunque estos
dos fines sean escasamente compatibles.
Lo deseable no es la sumisión ni
rebeldía, sino buen carácter y general afabilidad, tanto para las personas como
para con las nuevas ideas.”
RUSSELL Y LA EDUCACIÓN
Nuestro filósofo plasmó sus ideas
sobre educación en un libro pequeño, pero enormemente valioso porque en él
encontramos una filosofía de la educación abarcadora, es decir, se refiere a
todo el sistema educacional de un país y al mismo tiempo a todo el ciclo de
formación de un individuo. Esta posición integradora es poco frecuente, porque
en las numerosas filosofías educacionales que se han dado en la historia pocas
tienen esa cualidad unificadora del ser humano.
El libro al que me refiero es On
Education, Especially in Early Childhood, publicado en Inglaterra en 1926 y
que se editará en español tardíamente, en 1967, como Sobre Educación,
sin el subtítulo. Está escrito en el estilo propio de Russell, al mismo tiempo
muy académico, pero entendible y con rasgos de fino humorismo inglés.
Es interesante que, como en el caso
de Jean Piaget, muchas de las observaciones las realizó en sus propios hijos y
no en grandes colectivos como suelen hacer los autores norteamericanos. Es que
el método clínico, en manos de grandes científicos es excelente para descubrir
e interpretar conductas que pasan desapercibido en los trabajos llamados
experimentales. Tal como había abandonado su pasión, las matemáticas, a partir
de 1923, cuando nace su hija Kate, deja la filosofía social para dedicarse a la
educación y su problemática.
Si bien Russell
recibió la educación de calidad que era reservada para las familias nobles y
para las que poseían riquezas, no dejó de pensar que esa enseñanza era
importante para el pueblo, pero que habría que sacrificar la libertad para
poder lograr una masificación que hiciera a la educación un proceso más
democrático y de cobertura universal…
En el año 1927
conjuntamente con su esposa abrió una escuela, pues deseaba poner en acción sus
principios educacionales. El Ministerio de Educación, del cual era crítico, sin
embargo lo apoyó permitiendo que funcionase como un establecimiento
experimental, poniendo en acción el principio de la libertad educacional.
LOS FINES DE LA EDUCACIÓN
En su ensayo Educación y
disciplina, escrito en 1926, señala: “Toda teoría pedagógica seria debe
estar constituida por dos partes: un concepto de los fines de la vida y una
ciencia de la dinámica psicológica; esto es, de las leyes que rigen los cambios
mentales. Dos personas que disientan en cuanto a los fines de la vida no pueden
esperar llegar a un acuerdo en cuanto a la educación”.
Russell señala en Sobre Educación: “Antes de emitir una
opinión definida acerca de la educación que nos parece preferible, debemos
tener alguna idea de la clase de persona que deseamos producir.” Esto es
justamente lo que no hacen las autoridades educacionales.
Russell captó que la finalidad es
necesaria para poder diseñar una enseñanza que se considera necesaria y eso
deberían tenerlo claro los Ministerios de Educación en cualquier parte del
mundo: “La educación que deseamos para nuestros hijos depende de nuestros
ideales acerca del carácter humano y de nuestras esperanzas respecto a su
incorporación a la humanidad”.
Si aplicamos estos conceptos al mundo
del siglo XXI, vemos que Russell aún tiene razón. Si el gobierno tiene una
visión del mundo desde la izquierda política, ¿Cómo podrá ponerse de acuerdo
con la derecha y viceversa? Es por eso que los Ministerios de Educación nunca
explicitan los fines de la vida o los fines de la educación y por lo mismo en
aquellos países en los cuales es difícil lograr consensos, ya sea por
irresponsabilidad política, ignorancia o simplemente estupidez, la educación
queda sin brújula que oriente el currículo, pues nadie sabe qué se espera ni a
dónde va la educación del país. Y entonces la educación pública, la que
proporciona mezquinamente el estado, sin calidad, sin una burocracia culta y
sin fines claros, está condenada a la mediocridad, sin que se pueda aprovechar
toda la potencialidad que para el desarrollo y la economía significa una
educación de calidad...
Si queremos resumir las ideas que
Russell consideraba importantes para aplicar a la educación, tenemos tantas que
es imposible hacerlo en pocas páginas, pero las que considero más relevantes
son:
Libertad de enseñanza para que de
acuerdo con los padres permita que éstos puedan escoger la que les conviene a
sus hijos.
Las autoridades políticas deberían explicitar
el tipo de persona que la educación debe formar: los fines de la vida y los de
la educación son los que orientan el quehacer de los maestros y de la sociedad.
La disciplina es importante, pero
debe venir desde el propio alumno y no ser impuesta como un castigo al niño que
no ve ventaja alguna del trato malo que puede recibir de los educadores.
Los niños deben ser considerados como
fines en sí mismo, como señalaba Kant, porque al ser considerado como un medio
ello puede ser para mal o para bien.
La importancia de la formación del
carácter del niño en sus primeros años, pero también con la ayuda
de los padres.
La veracidad es primordial, el niño
debe ser enseñado a decirla siempre, porque ella es la base de la sociedad
política y ayuda al crecimiento moral de la comunidad.
El niño debe desarrollar afecto y
simpatía hacia los otros niños y el trato que da el maestro es necesario como
ejemplo siempre presente. Se debe evitar el castigo físico y el psicológico
para mantener la salud mental del grupo.
La educación sexual es tan importante
como la educación intelectual del niño.
La educación parvularia es necesaria
para todos los niños y en especial para los que viven en las ciudades.
El tiempo que se dedica a la
educación universitaria debe ser devuelto a la comunidad mediante el
aprovechamiento del estudiante. Ese es su trabajo y vale mucho la
responsabilidad del joven. No es bueno que un estudiante pierda el tiempo y lo
haga perder a los demás si no se dedica a su trabajo intelectual como se espera
de él.
La educación física es tan importante
como la formación intelectual del joven.
(Véase texto completo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario