La
educación y los medios de comunicación
Nada ha logrado probablemente cambiar tanto la vida
humana sobre este planeta, como la revolución tecnológica de los medios. Hay
quien defiende que supone una revolución mayor que la revolución industrial y
la revolución neolítica, e incluso que el paso de los homínidos al ser humano
actual. Es incalculable el poder de la radio, la prensa, y en especial los
audiovisuales, para influir en el pensamiento, la actitud y el comportamiento
de los seres humanos. La humanidad no había tenido a su alcance unos medios tan
poderosos de intervención y de control sobre los ciudadanos. De ahí, la lucha llevada
a cabo por su control, y a la vez, la inmensa responsabilidad social que pesa
sobre ellos.
Ese inmenso poder, hoy en sus manos, es probablemente
la causa de su perversión y sus abusos. Hasta ahora, ha sido imposible hacer un
uso de esos medios en favor de un mundo más justo y solidario, de unos ideales
culturales, sociales, morales y éticos que favorezcan el bien común. Sólo sirven
a “sus señores”, en medio de una lucha feroz por el poder y los privilegios de
siempre, sea el poder político, económico o religioso. Día tras día, vemos un
enorme control de la información en los medios, una falta de veracidad y de
objetividad, una ausencia de principios y valores humanos y universales. El
“todo vale”, con tal de acceder al poder y controlar la mayor cantidad posible de
información, parece que es el principio fundamental y el objetivo esencial.
Por otra parte, los temas que se reponen, uno tras
otro, son casi siempre los mismos: la moda, los socialmente famosos y
poderosos, y las noticias sobre todo tipo de desgracias ocurridos cada día en
el mundo, los actos violentos, la degradación, la inmoralidad, la corrupción,
etc. Parece que no hay otras noticias en el mundo, se olvidan casi siempre de
tantos actos de solidaridad, de sacrificio y entrega hacia los demás realizados
por grupos y personas individuales, del lento pero irremisible caminar de la
humanidad hacia la unidad y la integración, de la belleza de la vida y del
arte, del mundo inocente y limpio de los niños, y de tantas y tantas cosas buenas y positivas que
hay en la vida diaria.
Todo esto no
son noticias que atraigan a la mayoría, parecen sólo dirigidas a los más ingenuos;
el mundo de los mayores ha de estar lleno de crueldad y dureza, de horror y de
barbarie, de abusos de poder, de falta de fe en el hombre y la vida. Es con lo
que vibran la mayoría de los medios de comunicación, fieles a las estructuras
de poder patriarcales y totalitarias. Por eso, se oyen noticias recientemente
como ésta: “Las grandes multinacionales ganan poder y lo pierden los gobiernos”.
Este hecho es muy revelador, porque no debemos olvidar
ese principio elemental de la vida humana de que cada uno atrae hacia sí
aquello con lo que vibra, presente en dichos como “cada oveja con su pareja”,
“Dios los cría y ellos se juntan”, o que
nuestras acciones proceden de nuestros pensamientos. Y estamos pensando tanto
en los Medios como en los propios ciudadanos que se dejan arrastrar por toda
esa información (en buena parte, una deformación) que traen, con frecuencia, esos
Medios.
El catedrático Ervin Laszlo,
escritor y presidente del Club de Budapest, dice -de los medios de comunicación- que
podrían actuar de forma más responsable y que nosotros tenemos el poder de
obligarles a que lo hagan. “Podemos elegir -dice- los programas de radio o
televisión, los sitios de Internet, los periódicos, las revistas y los libros
que proporcionan noticias fidedignas y constructivas… Las organizaciones
privadas no gubernamentales publican un buen número de boletines y reportajes
de buenas noticias alternativas. También existe un periódico dedicado por
completo a estos asuntos, el Positive
News, publicado en Inglaterra”.
A este periódico, se puede añadir “el Christian Science Monitor, un moderno
periódico… que elimina las descripciones de delitos y suicidios, y resume los
procesos y cualquier otro tipo de acentuación de los aspectos negativos o
denigrantes de la vida”, dice el psiquiatra Roberto Assagioli. Asimismo, se
pueden encontrar Noticias Positivas, a través de Internet, en diversas emisoras
de radio y otras páginas. Sólo se precisa la voluntad y el suficiente juicio crítico para buscarlas.
Por tanto, es necesario que, en las escuelas y los centros
educativos, se ayude a los niños y los adolescentes a desarrollar el juicio
crítico ante los medios de comunicación, para que cambien esa actitud pasiva ante
todo lo que llega a nosotros a través de esos Medios, por una actitud activa y
responsable que no se deje llevar por lo primero que se oye o se ve. Así lograremos formar
y educar a ciudadanos libres y responsables, que influirán decisivamente en el
desarrollo de una sociedad más justa, activa, libre y responsable.
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