Russell y Whitehead
Ambos
fueron grandes científicos, matemáticos y filósofos de la educación. Whitehead escribió,
junto a Bertrand Russell, el famosísimo Principia Mathematica,
uno de los libros de filosofía matemática más importantes de toda la historia. Pero
aquí nos interesa resaltar su Principia Educativa,
pues ambos son considerados filósofos de la Educación.
RUSSELL Y
WHITEHEAD: PRINCIPIA EDUCATIVA
Alejandro Herrera Ibáñez
Instituto de Investigaciones
Filosóficas
Universidad Nacional Autónoma
de México
Después
de la publicación de Principia Mathematica,
escrita entre 1910 y 1913, Whitehead y Russell se van por caminos divergentes.
Mientras el primero se embarca en un proyecto filosófico de carácter
especulativo -y, por consiguiente, poco popular en esa época en el mundo filosófico
anglosajón-, el segundo se erige como una de las mayores figuras de la filosofía
analítica contemporánea, aunque no pueda catalogarse estrictamente como
filósofo analítico. Es posible, sin embargo, encontrar algunos puntos de coincidencia
entre ambos en sus reflexiones sobre educación. Aproximadamente por los mismos
años -en 1926 y 1929- cada uno publica una serie de ensayos, en forma de libro,
que ofrecen estimulantes ideas poco conocidas entre pedagogos. Dichas ideas
-basadas más en intuiciones y experiencias propias que en trabajo experimental
o estadístico- giran en torno a la educación en general, desde la niñez hasta
la etapa universitaria. En cuanto a esta última, cada uno manifiesta su
concepción de la universidad y de la enseñanza universitaria y ofrecen
reflexiones que me parecen de gran actualidad.
Aquí me propongo reunir
algunas de las ideas fundamentales que pudieron servir de punto de partida para
lo que podría haber sido su segundo trabajo filosófico conjunto y añadiré
algunas reflexiones personales. Me concentraré, además, en su concepción de la educación
en general…
Russell
piensa que la educación es de dos tipos: educación del carácter y educación de
la inteligencia. Esta última se llama propiamente "instrucción" (p.
11). Tal división corresponde a la distinción -a mi parecer, más nítida- entre
educación y enseñanza. Mientras que esta última corresponde a la instrucción o
adiestramiento intelectual, la primera corresponde a la educación propiamente
dicha, que para Whitehead consiste en una formación de segundo nivel. En efecto,
para él, la educación consiste en "la adquisición del arte de la utilización
del conocimiento" (p. 16). En este sentido, se trata también de una enseñanza,
pero de un orden superior que presupone la adquisición de conocimientos
previos. Mientras que la enseñanza puede ser teórica o práctica, la educación
tiene siempre un carácter práctico, puesto que se trata de llegar a un saber cómo, más que a un saber que... De manera que podemos afirmar
que mientras para Russell la enseñanza proporciona instrucción, para Whitehead
la educación proporciona sabiduría (p. 41).
Esta
sabiduría se logra, para Russell, mediante la formación del carácter, y para formar
éste hay que inculcar en el educando, según él, cuatro características
universalmente deseables, que son: la vitalidad, el valor, la sensibilidad y la
inteligencia (pp. 43-44). Es por la vitalidad
que sentimos placer por la vida e interés por todas las cosas, especialmente
por el mundo exterior. Gracias a ella rompemos nuestro aislamiento saliendo de
nosotros mismos. Su base es fisiológica. En cuanto al valor, Russell piensa en el que nos lleva a controlar miedos
irracionales. Según él, el miedo ha sido causa de atraso y desgracias para la
humanidad, y piensa que es de gran importancia formar generaciones que carezcan
de él. La sensibilidad es también de
gran importancia, pues consiste en la capacidad de vernos afectados por cosas
buenas y -aunque Russell no lo dice- supongo que también por cosas malas.
Supongo también que la afectación producida tiene siempre algún efecto
positivo, es decir, constructivo, en nuestra conducta, si es que ha de ser una
característica acorde con la primera, es decir, con la vitalidad, que refleja
el optimismo russelliano. Esta sensibilidad puede ser estética o cognoscitiva,
y en este último caso consiste en la posesión del hábito de observación. Éste
se encuentra, naturalmente, muy conectado con la cuarta característica, la inteligencia. Para Russell, ésta
consiste en la aptitud para adquirir conocimientos y resultará fundamental en
el periodo de la formación universitaria. Para él, el cultivo de la inteligencia
encuentra su fundamento en la curiosidad, entendida ésta como un "genuino
afán de conocimiento". Cuando la curiosidad muere, la actividad de la
inteligencia cesa.
Si
bien el enfoque de Russell es más intelectualista, no es difícil ver que las
características enumeradas son compatibles con la concepción whiteheadiana de
la educación. Es por medio de la inteligencia, la sensibilidad, el valor y la
vitalidad que podremos hacer un mejor uso de nuestros conocimientos. El enfoque
de Whitehead, sin embargo, pone más énfasis en aspectos no estrictamente
intelectualistas. Para él, el arte de utilizar bien nuestros conocimientos se
traduce en la posesión de un sentido de los valores que nos lleva a la
comprensión del arte de la vida, es decir, "de una actividad variada que
expresa las potencialidades del individuo frente a su entorno" (p. 50).
Puede afirmarse con seguridad que, en cualquier caso, tanto Russell como
Whitehead ven en la educación algo más que la impartición de conocimientos.
Para Whitehead se trata de inculcar un arte de vivir y un sentido de valores.
Para Russell, de formar un carácter que en última instancia convergerá con las
metas del primero.
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