Andrés Rábago, ‘El Roto’: “Los poderes lo pueden todo… si nosotros se
lo permitimos"
El último Premio Nacional de Ilustración acaba de publicar 'Camarón
que se duerme (se lo lleva la corriente de opinión)', una crítica aguda al
papel actual de los 'mass media', mientras prepara dos libros sobre Sanidad y
Educación.
Desde
sus inicios en 1968 en las míticas revistas Hermano Lobo y La Codorniz hasta sus actuales viñetas en El
País, el aguijón
certero de Andrés Rábago, El Roto (Madrid, 1947), se ha convertido en un
imprescindible de las mañanas. Su reflexión aguda sobre la condición humana
inmersa en un mundo en permanente conflicto le ha hecho merecedor del Premio
Nacional de Ilustración 2012. Tras el incontestable Viñetas
para una crisis (Mondadori),
acaba de publicar Camarón que se duerme (se lo lleva la
corriente de opinión), una selección de trabajos en relación al
denostado papel actual de los medios de comunicación. Mientras, prepara dos
nuevos volúmenes, sobre Sanidad y Educación, "lo que más preocupa ahora a
la gente", afirma.
Sus dibujos plasman, ahora más que nunca, una realidad poco alentadora.
¿Paren el mundo que yo me bajo?
Yo creo que al contrario. Lo que mis viñetas pretenden mostrar
no es tanto una postura desesperada, sino una indicación de los errores
cometidos y, por lo tanto, la posibilidad de enmendarlos. Es verdad que la sátira
tiene unas funciones muy determinadas y no se puede esperar que haga elogios.
Por eso trato de dar cuenta de los problemas que hay y, en ocasiones, apunto a
vías de salida.
¿Qué es
la sátira social?
Una tradición muy antigua que viene del momento en el que el
hombre se dio cuenta de que podía expresar su disconformidad con lo que veía y
reflejarlo a través de una imagen.
Como en la fábula del Rey desnudo.
Quizá la sátira lo que dibuja no es un retrato oficial sino que
mira debajo de los ropajes. Aunque el cuento narra que el Rey iba desnudo por
fuera, creo que el poder va revestido pero debajo está desnudo. Entonces mirar
por debajo de los ropajes es la labor de la sátira.
¿Y a quién hay que desenmascarar hoy?
El poder siempre es una forma de máscara. Partiendo de que todos
somos iguales, todo aquello que nos sitúe en una posición de superioridad
frente al otro es una máscara.
¿Por ejemplo?
Hay mucho enmascarado. También en el lado de los que
pretendidamente son solidarios y críticos.
No personaliza, como en sus viñetas.
No me interesan tanto los individuos concretos como aquello que
representan. Como personas, las respeto. Pero en sus funciones, no.
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