domingo, 10 de febrero de 2013

La escuela se usa para domesticar (C. Naranjo)


CLAUDIO NARANJO: “La escuela se usa para domesticar"













“Si se calculara el precio de la infelicidad que se crea,
se vería lo antieconómica que es nuestra educación”
Claudio Naranjo, terapeuta y sabio.

Claudio Naranjo es un personaje con mayúsculas. Una de esas luces clarividentes y holísticas que forman parte de lo que yo considero deberían ser nuestros “pensadores de cabecera“, junto a un muy selecto grupo de seres que iluminan nuestro camino si somos capaces de escucharles con atención…
En la entrevista que quiero compartir con vosotros hoy, Claudio Naranjo se dirige directamente al centro de uno de los mayores problemas que tenemos en nuestra sociedad actual: la educación. Y pone el dedo en la llaga en un concepto que me parece clave: utilizamos la escuela para mantener y reproducir la sociedad actual…
¿Es eso lo que realmente queremos? ¿Que nuestros hijos sigan y continúen una sociedad que se está cargando el Medio Ambiente, por ejemplo? Estoy seguro de que lo que nos gustaría es que nuestros hijos fueran capaces de hacer una sociedad mejor, un mundo mejor.
Para ello hay que arriesgarse a romper con viejas costumbres, con viejas formas de educar que castran la capacidad del niño para ser curioso, para imaginar, soñar y finalmente crear un mundo mejor. Porque sí es posible otra educación… Una forma de enseñar que no busque simplemente la acumulación de conocimientos, sino la búsqueda del ser o, como define Claudio Naranjo, nuestro “animal interior”.
Otra educación que busque la realidad, no libros que hablen de otros libros. Y esto es lo que defiende Naranjo en esta entrevista concedida a El Periódico de Cataluña el 21/11/2007.
Un soplo de aire fresco.
Dice que el sistema educativo solo sirve para mantener la sociedad actual. ¿Cómo podemos cambiar el mundo con la educación?
La educación tendría que pasar de ser un órgano reproductor de la sociedad que tenemos a ser un órgano de fomento de la evolución. Habría que dejar de usar la educación como sistema de adoctrinamiento o de reclutamiento para esa sociedad. Hay un elemento despótico: se usa la escuela para domesticar. Tendríamos que usar la educación para formar seres completos.
¿Y qué es un ser completo?
La educación actual solo se ocupa de la mente racional, práctica, instrumental, como si fuéramos solo eso. Se crean seres egoístas y prácticos que no tienen una dimensión del goce de la vida. No parece legítimo educar para la felicidad. Si se calculara el precio de la infelicidad que se crea, se vería lo antieconómica que es nuestra educación. Crea gente infeliz, que desarrolla neurosis y enfermedades psicosomáticas, que no funciona bien en el trabajo.
Usted no está a favor de las notas.
El sistema de aprendizaje basado en notas viene a decir que hay que aprender para comerse la zanahoria. Las cosas verdaderas se aprenden por amor a aprender, por amor a la verdad, por deseo de saber. Los niños tienen gran curiosidad, pero se les va matando esa curiosidad cuando se les obliga a repetir cosas aprendidas. Sobre su pregunta anterior, un ser completo no es solo un ser inteligente; también es amoroso y tiene una sabiduría instintiva. Esta sabiduría es sagrada para las culturas chamánicas, que tenían mucho contacto con el animal interior. El alma es como un animal.
¿Los maestros tienen que estimular al animal interior?
Sí. ¿Sabe cómo? Enseñando con una actitud amorosa. No siendo explotadores disfrazados de buenos maestros.
¿Explotadores?
Le roban al niño muchas horas de su vida durante muchos años de escuela. Lo mantienen en una incubadora, inmóvil en la clase aprendiendo estupideces que poco le van a servir para la vida. La verdad no se aprende en libros que hablan de lo que dicen otros libros. Eso es un conocimiento muerto. No hay prueba científica de que la educación de ahora sirva para el desarrollo de las personas. Por suerte, los niños tienen el buen instinto y sentido que les dice: “Esto no va conmigo, no responde a mi situación existencial”.
Y, además, está el ego. Se nos educa para cultivar el ego.
El ego es una prisión. Una mente chica. Un tejido de emociones destructivas y carenciales. Por eso, la envidia, el orgullo, son lo que mueve a la mayoría durante la mayor parte de su vida. Hay que conocer al ego para no ser su esclavo.
¿Cómo es su ego?
Es un buen burrito de carga. Lo uso para mis tareas.
Según usted, ¿cuál es el mayor problema del mundo?
El virus del lenguaje. Se mira todo a través de un exceso de juicios. No vivimos de forma natural, sino a través de conceptos intermedios, de lo que debería ser y cómo debería ser. Y el dinero. Hoy en día, lo único grande es el dinero. Es como si la gente estuviera loca por el dinero. Como decía Antonio Machado, solo un necio confunde valor y precio.
¿Qué es lo real?
La experiencia vivida. Pero la experiencia humana es como la cebolla. Hay cosas profundas y superficiales, incluso en el mundo emocional. Para un místico, lo real es el meollo de la conciencia. El ser es lo real. Y la gente no tiene esa experiencia del ser. La gente busca el ser generalmente donde no está: en el placer, en la intensidad, en tener. Casi toda su vida es un sentido de déficit, porque no saben que existen. Una persona que ha llegado a sí misma es la que ha llegado a saber que es.
Usted lo descubrió en el desierto.
Fue la sala de partos. El comienzo de una nueva vida. Yo era un buscador sediento, me había acercado a muchos maestros, pero no había metido la cabeza en el cielo, excepto con algunas experiencias psicodélicas. En el desierto empezó la posibilidad de encontrar una conciencia contemplativa, de entrar en contacto con lo divino, se le llame como se le llame, porque yo no simpatizo con los que hablan de Dios.
Dios no está de moda.
Y con razón, porque se ha usado su nombre más que en vano. El nombre de Dios lo han usado mucho los bandidos.
Y usted ¿qué quiere ser cuando sea mayor?
Yo ya llegué al cielo, y lo perdí. Me gustaría terminar de volver a la tierra. Sembrar aquí, en la tierra, lo que encontré en el cielo. Yo estoy creciendo, estoy en desarrollo. Por ejemplo, cada vez hablo con más fluidez. También me gustaría tener el corazón más grande, servir más a los otros y estar al servicio de lo que la vida me diga.


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