jueves, 17 de octubre de 2013

E. Rojas Marcos, un psiquiatra educador

Educación y Psicología:
 Enrique Rojas Marcos es un eminente psiquiatra y un gran psicólogo. La Psiquiatría y la Psicología son dos ciencias muy afines que, por su propia definición, tratan del alma humana, de la psique, es decir, de lo específicamente humano, como es la vida, la amistad, el amor, la sexualidad, la felicidad, la espiritualidad, el perdón, la victoria y la derrota, el éxito y el fracaso, etc. De esto trata esta interesante entrevista de Jesús Fonseca, en “Palabras a medianoche”, al Dr. Rojas Marcos.

J.A. Marina: El cerebro infantil

J.A. Marina: El cerebro infantil

¿Qué deben saber padres y docentes sobre el cerebro? Conocer el funcionamiento del cerebro nos permitirá mejorar nuestras prácticas educativas.
El libro estudia la arquitectura del cerebro, teniendo en cuenta que su función (y la de la inteligencia, su más elaborada creación) es dirigir el comportamiento del organismo para resolver los problemas que afectan a su supervivencia y bienestar. Marina analiza el cerebro cognitivo y motor, el cerebro emocional y el cerebro ejecutivo, y estudia la aparición de la consciencia, que recomienda dividir las funciones del cerebro en dos niveles.
Teniendo en cuenta una teoría de la personalidad que Marina desarrolla en libros como Aprender a vivir, se presenta en el libro  la matriz personal que los niños heredan, que se va configurando con la experiencia. Y el análisis de las propiedades plásticas del cerebro le permite sacar conclusiones educativas interesantes. Todo esto forma parte del marco teórico del libro.
Pero este libro también contiene una parte de aplicación práctica: se busca averiguar cómo podemos diseñar nuestra memoria; y cómo podemos mejorar el cerebro que conoce, el cerebro que siente y se emociona y cómo mejorar el cerebro ejecutivo.  Todo ello con la idea de buscar lo que Marina llama la “Nueva Frontera Educativa”: ya no puede reducirse la educación a transmitir lo que vale la pena ser recordado, sino a suscitar lo que vale la pena ser creado.
Como en otros libros de esta colección, cada uno de los capítulos tiene tres partes. Una teórica, que expone el tema. Otra establece contacto con los mejores expertos para aprovechar sus descubrimientos. La tercera parte es un diálogo con personas interesadas en el asunto tratado, que se prolonga en internet.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Cómo podemos enseñar a los niños a agradecer

La gratitud. Cómo educar en valores a los niños

Cómo podemos enseñar a los niños a agradecer

La gratitud es uno de los valores más apreciados y respetados a la hora de educar a los niños. El aprender a dar las gracias o agradecer aporta bienestar y reconocimiento a los niños. Como todos los demás valores, se enseña a dar las gracias con el ejemplo, modelando para los niños nuestras propias acciones de agradecer. Padres agradecidos y considerados criarán a hijos agradecidos y considerados.

Consejos para enseñar a los niños a dar las gracias

Se puede enseñar y practicar la gratitud de distintas maneras y en diferentes momentos del día. A la hora de educar a tu hijo en la gratitud, es importante que consideres la edad que tenga él. Sigue algunos consejos:

1- Hay que tener en cuenta que los niños menores de 2 años no entienden cuál es el sentido de dar las gracias. Pueden decir “gracias”, pero será más como una repetición de lo que le pidas de lo que realmente sienta él.
2- A partir de los 2 o 3 años, los niños ya tienen un concepto más amplio de la gratitud. Aprovechemos para enseñarles que el acto de agradecer es gratuito y que al agradecer no debemos esperar nada a cambio.
3- El ejemplo, tanto de los padres como de los educadores, es fundamental a la hora de inculcar este valor a los niños. El mejor profesor para enseñar gratitud a tus hijos eres tú.
4- Los niños deben aprender a dar las gracias no solo por lo material, sino también por algún gesto que hayan tenido con ellos. Gracias por tenderme la mano, por dejarme pasar, por llamarme, por haberme preparado el desayuno, la comida o la cena, etc.
5- Se debe enseñar a los niños a dar las gracias por las pequeñas cosas o acciones. También a que sean agradecidos consigo mismos, por pequeños esfuerzos como hacer la cama, hacer la mochila, hacer los deberes, etc. Aparte de eso, también podemos enseñarles a dar las gracias por la camita tan buena que tienen, por su familia, hermanos, por su colegio, profesor(a), amigos… Eso les enseñará a valorar todo lo que tienen.
6- En el colegio, es muy importante que los educadores reconozcan el esfuerzo de los niños, dándoles las gracias algunas veces.
7- Dar las gracias a las cosas positivas que les ocurre, incita a los niños a hacer siempre el bien. Debemos enseñar a un niño a ser agradecido no solo con palabras sino también con detalles, gestos, sonrisas, besos y abrazos…
8- A la hora de la cena, un buen ejercicio es charlar con los niños y preguntarles cuál ha sido el momento del día por lo que más le gustaría agradecer.
9- Otra idea es dar responsabilidades a los niños como recoger sus juguetes o ayudarte a poner la mesa, para que luego ellos se sientan valorados cuando les demos las gracias.
10- Otra sugerencia sería enseñar a los niños a elaborar tarjetas de agradecimiento en su fiesta de cumpleaños, por la presencia de cada amigo. Podría ser un dibujo o un simple mensaje de gracias.

¿Cómo conseguir ser más feliz?




¿Cómo conseguir ser más feliz? 

Estudios científicos sobre la felicidad, basados en medir con electrodos áreas cerebrales, dan por más felices a aquellas personas que tienen mayor capacidad de vivir el presente, el aquí y ahora. De esta manera eliminan las preocupaciones del pasado y la incertidumbre del futuro.
Claro está que existe una alta correlación de coeficiente de felicidad con personas que practican la meditación.
Señalan los expertos que la verdadera felicidad se basa en tener relaciones de apoyo mutuo, una alta conexión con la naturaleza y un claro sentido y propósito de la propia vida.
Aceptar retos tiene un impacto muy importante sobre la salud y el bienestar de la persona. De ahí que la filosofía del Coaching se centre en trabajar a partir de retos, desde el primer momento.
Por contra, el estrés que produce el alejarnos de los valores importantes que conducen a la felicidad, como el tener un propósito claro en la vida, relaciones de apoyo y conexión con la naturaleza, hacen que esto afecte al cerebro y al sistema nervioso, produciendo trastornos de depresión y ansiedad.
Necesitamos principalmente sentirnos bien con nosotros mismos para ser felices.
La felicidad atrae grandes beneficios sobre tu organismo, incluidos el cerebro y el sistema neurofisiológico. Si te sientes feliz, tus sentidos están abiertos, tu energía equilibrada, y emanas energía positiva. Eres capaz de aprender más, aceptas más información y estás más disponible a nuevas experiencias e ideas.
El estrés, por el contrario, disminuye la capacidad cerebral de aprendizaje en al menos un 40 %. Cuando estás feliz, las personas quieren estar contigo, pues contagias alegría y sentimientos positivos.

Germán Belda Gil



sábado, 12 de octubre de 2013

Escuela de Padres con Talento





"Tus hijos siguen tus pasos, conviértete en su mejor guía"

                       

CURSOS PRESENCIALES+ONLINE PARA APRENDER A EDUCAR MEJOR A TUS HIJOS



Todos los padres quisieran educar bien a sus hijos pero muchos encuentran hoy grandes dificultades para lograr esa aspiración. Esa tarea puede y debe aprenderse. La Escuela de Padres con talento es un proyecto pedagógico de Óscar González que pretende servir de ayuda, aprendizaje y colaboración a las madres y los padres durante el proceso educativo de sus hijos. 

Nunca hasta ahora habíamos gozado de tan alto nivel de bienestar ni tampoco habíamos tenido acceso a tanta información sobre cómo educar a nuestros hijos, lo cual nos debería facilitar la crianza de los mismos, pero también, nunca hasta ahora ha resultado tan difícil educarlos. 

 La Escuela de Padres con talento quiere actuar como ese“manual de instrucciones” ofreciendo pautas, herramientas y principios educativos a las familias para que les ayuden a llegar de un modo práctico al fondo de los problemas de cada hijo dando respuesta a sus inquietudes, dudas y temores. En definitiva, queremos ayudarlos a educar.

No se nace sabiendo educar, el educador ha de aprender a serlo. En la Escuela de Padres con talento aprenderás la forma más adecuada de educar con éxito según las características y las circunstancias del niño. Es una tarea compleja que requiere gran dosis de paciencia y mucha práctica. No tenemos recetas mágicas para educar ni creemos en las soluciones inmediatas. Por este motivo en nuestro modelo educativo son necesarias 3 elementos fundamentales: HUMILDAD, PACIENCIA y COMPROMISO. Tres pilares para conseguir lo que buscamos: ayudar a nuestros hijos a encontrar su propia felicidad.


EDUCAR CON TALENTO ES…

   Saber qué pretendemos con la educación de nuestros
hij@s, tener claros nuestros objetivos y fines a la hora de educar.
   Conocer al niño en su desarrollo y el entorno en el que
se desenvuelve.
   Conocernos a nosotros mismos como educadores:
nuestros miedos, inquietudes, habilidades, motivaciones, fortalezas y debilidades.
   Servirnos de las herramientas y estrategias más
idóneas para educar a nuestros hijos.
   Educar con sentido común y con eficacia.
   Aprender continuamente para conquistar la mejora y la felicidad de
      nuestros hijos. 

(Ver Pág. WEB)

La Nueva Frontera Educativa

ENTREVISTA CON JOSÉ A. MARINA

José A. Marina, catedrático de instituto, filósofo y ensayista, explica el sentido de la nueva frontera y ofrece claves para avanzar en el debate educativo.

1. ¿Qué es la Nueva Frontera Educativa?

Creo que la constatación de una necesidad. Necesitamos elevar el nivel de los debates educativos. No podemos perdernos en quejas, cambios legislativos, sentimiento de impotencia, ruedas de excusas, recriminaciones. La situación de la educación me recuerda a una escena muy repetida en las películas americanas. Entre los espectadores de un accidente, hay uno que siempre grita: ¡Que alguien llame a una ambulancia! ¿Pero por qué no la llamas tú? La sociedad se acuerda de la educación como de Santa Bárbara: cuando truena. Y, sin embargo, nuestra situación histórica –no solo española- nos plantea un cambio de paradigma. Me fastidia utilizar esta palabra que es un poco perejil de todas las salsas, pero voy a utiiizarla en sentido estricto. Kuhn dice que hay un cambio de paradigma en ciencia cuando la ciencia establecida es incapaz de resolver algunos problemas fundamentales. Entonces, tiene que reinventarse. Así pasó con el sistema copernicano, el cálculo infinitesimal, la mecánica newtoniana, la mecánica cuántica o la teoría de la relatividad. En cada uno de estos casos hubo que cambiar principios fundamentales para ser capaz de resolver un problema. El problema irresoluble que se le plantea a la educación es que hasta este momento ha sido el mecanismo de transmisión de la cultura de una sociedad. Una transmisora eficaz. Pero esto valía para sociedades estáticas y homogéneas, pero no para las nuestras, que son veloces y heterogéneas. La sociedad actual no sabe qué hacer con sus niños y adolescentes y sigue políticas erráticas. La escuela, la educación, ha de ser la conciencia reflexiva de la sociedad en asuntos educativos. La Nueva Frontera es adquirir la competencia para ello, y reivindicar nuestro protagonismo en la sociedad.
Hay una gran oportunidad educativa. Nos hemos dado cuenta de que la educación es importante para la convivencia social, por razones económicas, para la vida personal… Ahora que la sociedad ha reconocido la necesidad de una buena educación, los docentes deben tomar la alternativa y trabajar colectivamente. Hay que estar a la altura de ese nuevo protagonismo. Para reclamar hay que proponer soluciones, y aprender lo que no sabemos. Estar en condiciones de exigir al resto que trabaje para nosotros significa ser exigentes con nosotros mismos también.

2. ¿Qué territorios demarcaría esa Nueva Frontera?

En primer lugar un territorio integrador, de segundo nivel, muy similar al que tradicionalmente ha ocupado la filosofía, pero con un objeto práctico inmediato: tener una visión de conjunto del mundo de la cultura, y de la ciencia, para tener una idea de nuestras posibilidades, de nuestros peligros y de nuestras expectativas. En segundo lugar, recuerdo que decía a mis alumnos de los cursos de formación del profesorado: tenéis que desintoxicaros de la Universidad, que es el reino de la especialización, e introduciros en el mundo de la gran cultura, porque el ciudadano solo va a tener contacto con la cultura en términos generales durante la enseñanza primaria y secundaria. En tercer lugar, como nosotros conocemos a nuestros alumnos, su evolución psicológica, tenemos que seleccionar aquellas capacidades intelectuales, emocionales, ejecutivas y morales, que van a permitirles salir adelante en un mundo futuro que no conocemos, pero que va a ser sin duda muy exigente y precario.

3. ¿Estamos los docentes preparados para este trabajo?

No, pero tendremos que estarlo. Muchas veces nos quejamos de que nuestra tarea es insignificante y poco valorada. Vamos a engrandecerla. La ventaja es que podemos hacerlo de modo colectivo, potenciando nuestra inteligencia compartida. Vamos a demostrarnos que somos capaces de mucho sin necesidad de caer en el heroísmo o el martirio. Vamos a creernos que nuestra tarea es tan importante como la de un médico que está tomando decisiones sobre la vida de las personas.Nos indignaría poner nuestra vida o la de nuestros hijos en manos de un médico que no estuviera al día, que no estudiara los casos, que no conociera lo que estaban haciendo otros médicos. La profesión docente en todos los niveles es una profesión de élite por su función, y debe ser también de élite por su cualificación. Pero no debemos esperar a que nadie nos cualifique: vamos a hacerlo nosotros. Y luego podremos exigir a los demás.

4. ¿Qué aporta la figura del detective a la de un investigador “al uso”?

Humildad, razonamiento práctico, y unas gotas de humor. Sería ridículo pensar que yo conozco lo que pasa, y las soluciones a lo que pasa. Lo que quiero es enterarme, husmear, preguntar a gente, informarme de lo que sucede, evaluar. Y las nuevas tecnologías permiten hacerlo teniendo muchos colaboradores. Vamos a hacernos visibles. Vamos a emprender una tarea de marketing educativo. ¡Estas son las razones por las que se tiene que fiar de nosotros y ayudarnos!

5. ¿Qué cree que va a descubrir?

Unas cosas buenas y otras malas. Mucha impostura y mucho talento, y ojalá aprendiera a distinguir uno de otro. Muchos problemas y muchas soluciones. Y, sobre todo, una pedagogía de la esperanza creadora. La realidad es lo que hay y el conjunto de sus posibilidades. Bien, vamos a ser cultivadores de posibilidades. Además, creo que voy a descubrir que la impotencia nos está matando, o, al menos, amargándonos la vida. No podemos vivir huidizos, y en retirada. Necesitamos echar fuera nuestros complejos e inseguridades. Pero para hacerlo, tenemos que convencernos de que un profesor aislado no hace nada. Necesitamos redes educativas y presencia social. Y este blog pretende ser una de esas redes. Y ojalá sirva también para conectar a otras redes que están funcionando.

6. ¿Es posible conciliar educación para todos con el fomento de la excelencia?

La educación obligatoria es un sistema contradictorio, pero necesario. Contradictorio por razones técnicas, y necesario por cuestiones éticas. Su objetivo es conseguir la integración social, y esto nos obliga a ampliar los límites para que nadie quede fuera del sistema. Pero además debemos educar bien, y eso implica restringir. He ahí la contradicción. Por eso los profesores deben estar muy bien formados, para saber cuándo y cómo restringir. El profesorado de secundaria, y sobre todo de primaria, tiene que tener una formación mucho más amplia que los profesores de universidad. Están en un terreno donde las cosas cambian muy rápidamente, y aparecen imprevistos. Hay más convivencia, y surgen muchos más conflictos. En el sistema finlandés, son los mejores alumnos de sus escuelas de pedagogía quienes van a Primaria.

7. ¿Qué hemos conseguido hasta ahora?

En España tenemos la mejor escuela que hemos tenido nunca. Hay dos formas de evaluar un sistema educativo: en relación con su propia historia, y ahí hemos mejorado muchísimo, y en relación con las necesidades que ahora tenemos, y en este sentido estamos muy retrasados con respecto a otros. La escuela transmite lo que la sociedad le dice, pero no decide por sí misma. La sociedad se ha vuelto más complicada y más rápida, es plural, indecisa, y, aunque se abren muchísimas posibilidades, confusa, y la escuela es el rompeolas de todos los problemas sociales: si va mal la seguridad social, la escuela se resiente; que va mal la familia, la escuela se resiente… Aunque haya mejorado en términos relativos, ahora tiene que asumir los nuevos retos de la sociedad, saber exigir a cambio de dar el máximo. Los profesores somos la conciencia educativa de la sociedad, y por eso debemos asumir esa responsabilidad, y exigir de acuerdo con esa responsabilidad.
Esto exige un gran trabajo colectivo. El tiempo del profesor aislado se ha acabado, el profesor aislado no sirve para nada. La unidad ya no debe ser el aula, ni siquiera el curso. Es el centro educativo quien tiene la responsabilidad de que sus alumnos salgan bien educados. En primer lugar el centro, trabajando en equipo, pero los centros también se están quedando pequeños. La red de escuelas, los centros de formación de profesorado… Y además hay que incluir a los padres, la otra gran parte de la situación.

8. Y los padres, en todo esto, ¿qué lugar ocupan?

Hace tres años fundé la Universidad de padres, para ayudarles en sus tareas educativas. El éxito de la iniciativa me ha convencido del interés que la mayor parte de ellos tienen. Hubiera sido tal vez mejor intentar introducir mejoras en el sistema educativo, pero la administración es un terreno demasiado lento y pantanoso como para poder hacer nada a título particular. En cambio, puedo ponerme en contacto con los padres y conseguir que tomen en serio su tarea, que presionen socialmente en favor de la educación, y que colaboren con la escuela.

9. ¿Es posible el cambio educativo sin un cambio de actitud de la sociedad en su conjunto?

¿Cómo se han producido en la historia los grandes cambios? Al principio, un grupo de personas conscientes de su responsabilidad se empeñaron en convencer a los demás, y a fuerza de paciencia, de energía y de razones, acabaron por conseguir la masa crítica necesaria para presionar a los legisladores y a los gobernantes. La pólvora ya está inventada. Lo que hace falta es acercarle la cerilla.
Ver En busca de la nueva frontera

Acerca del mérito y la excelencia



¿ES EL MÉRITO UN VALOR DE DERECHAS?
José Antonio Marina
Artículo publicado originalmente en El Mundo (11.04.2011)

Con frecuencia, creemos pensar cuando en realidad sólo estamos repitiendo 
ideas pensadas por otros o las creencias de nuestra tribu. Este pensar a lo 
loro olvida la genealogía de los conceptos, que suele estar llena de 
tensiones y malentendidos. Resultado: podemos estar diciendo, sin darnos cuenta, 
cosas contrarias a las que creemos decir, o pensar. Por eso, es una buena medida de 
higiene social recordar la historia de ideas fundamentales que utilizamos 
cotidianamente. 

Una de ellas es la noción de mérito. Su significado original es humilde: mérito 
es lo que hace a una persona digna de recompensa o de castigo. Pero, durante la 
Edad Media, los teólogos lo relacionaron con el tema de la salvación, hasta tal punto 
que fue el centro de la polémica protestante. Lutero afirmaba que los humanos no 
podíamos hacer nada meritorio y que la salvación dependía sólo de los méritos de 
Cristo. Los católicos, en cambio, pensaban que los actos humanos cooperan a la 
salvación. Las revoluciones del siglo XVIII introdujeron el concepto en el campo 
político. 

Durante siglos, la posición social, el estatus de una persona habían estado 
determinados por su nacimiento. La movilidad social era mínima. Los revolucionarios 
americanos y franceses rechazaron ese dogma atávico y construyeron un nuevo orden 
social basado sobre el mérito personal, tal como lo había descrito Locke: trabajo, 
conocimiento y esfuerzo. Thomas Jefferson quería para su nación una «aristocracia 
del mérito», y en la noche del 4 de agosto de 1789, los Estados Generales franceses 
abolieron los privilegios y establecieron la jerarquía del valor personal. 

El artículo 6 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano 
dice: «Todos los ciudadanos, siendo iguales a los ojos de la ley pueden acceder a 
todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según su capacidad y sin otra 
distinción que la de sus virtudes y de sus talentos». Los diputados no utilizaron la 
palabra mérito porque todavía resonaba muy cercano su significado religioso. Del 
principio «a cada uno según su nacimiento» se pasa al de «igualdad para todos», que 
está matizado por ese de «a cada uno según su talento». La palabra mérito había 
adquirido un significado positivo. Designaba un conjunto de cualidades que merecían 
aprecio o recompensa. 

A partir de ese momento, la educación pública tuvo que encargarse de 
fomentar el mérito y de evaluarlo. En Francia, en 1794 se crean L’ École 
Polytechnique y l’ Ecole Normale Superieure. Administración y educación superior 
comienzan una historia conjunta que se desarrolla durante todo el siglo XIX, cuyo 
núcleo es el sistema de méritos, y que ha constituido un factor esencial del 
funcionamiento del Estado francés y de muchos otros. 

Este sistema fue blindándose y convirtiéndose en una nueva clase social, lo 
que despertó el recelo de los defensores de la igualdad. En 1958, Michael Young 
inventa la palabra meritocracia en su libro Las ascensión de la meritocracia. Un 
ensayo sobre educación y libertad. Acusa a las élites -que habían surgido gracias a la 
defensa revolucionaria de la movilidad social- de dejar de ser abiertas. Sin embargo, 
en el Reino Unido, tanto Tony Blair, laborista, como David Cameron, conservador, 
defienden la meritocracia. Richard Seymour en The Meaning of David Cameron (Zero 
Books, 2010) critica esta postura porque piensa que la meritocracia es «un lenguaje de 
dominio de clase», ligado al sistema capitalista y neoliberal. 

¿Cómo se ha producido este travestismo del concepto de mérito, que de ser 
revolucionario parecer haberse convertido en gran valor del sistema capitalista? ¿Por 
qué se ha vuelto un valor conservador o liberal, rechazado por el pensamiento 
socialista? ¿El reconocimiento del mérito y el fomento de la excelencia atentan contra 
la igualdad? ¿Es la distinción un insulto para la democracia? ¿El gobierno del pueblo 
(vulgo) significa el gobierno de la vulgaridad? 

Estos interrogantes tienen su origen en una confusión suscitada, curiosamente, 
por lo más luminoso y noble que ha inventado la humanidad: la idea de que hay cosas 
que merecemos no por nuestras acciones, sino por el mero hecho de pertenecer a la 
especie humana. Nos hemos habituado de tal manera a esta afirmación, que ya no 
percibimos su rareza. Por ejemplo, nada hubiera irritado más a los personajes de la 
literatura griega y a sus pensadores como la idea de que la dignidad se tenía por el 
hecho de haber nacido, y no por el esfuerzo. “¿Cómo yo, que soy valiente en el 
combate, que me arriesgo por mi ciudad, voy a tener la misma dignidad que un ser 
mezquino que codicioso y cobarde que se esconde y se aprovecha de mi esfuerzo?”, 
dirían los héroes homéricos. 

Sin embargo, la afirmación de que hay cosas que todos merecemos por 
nuestra naturaleza de seres humanos es el principio fundamental e irrenunciable de la 
ética. Los derechos fundamentales amparan ese merecimiento no ganado sino 
recibido. Pero, una vez reconocido, hay que marcar sensatamente los límites de ese 
mérito pasivo, porque si se extiende demasiado valoraremos mucho nuestra 
naturaleza, pero devaluaremos el comportamiento. Y, al hacerlo, la búsqueda de la 
excelencia, o su reclamación, se vuelven sospechosas, como un retoño malvado de un 
aristocratismo insolidario que desea cargarse la igualdad. Esos límites se han vuelto 
borrosos en nuestro país e inducen a confusión. 

Hace pocos años, Victor Pérez Díaz investigó lo que los padres españoles 
pensaban acerca de la educación, y una de las cosas más chocantes que descubrió 
fue el alto número de padres que creían que derecho a la educación significaba 
derecho a tener un título. 

Aterricemos en lo que ha motivado este artículo: el debate provocado por la 
decisión de Esperanza Aguirre de crear un Bachillerato de Excelencia. ¿No se está 
con ello fomentando la segregación, el gueto meritocrático? Los posicionamientos han 
vuelto a ser, una vez más, ideológicos, es decir, se han esgrimido pensamientos 
pensados por la tribu. Por eso es necesario el análisis. Para el público poco versado 
en términos educativos he de decir que el bachillerato no pertenece a la enseñanza 
obligatoria, que se acaba con la ESO a los 16 años, sino que es voluntario y requisito 
para entrar en la Universidad. 

Quiero explicarles la dificultad de la educación obligatoria, para que 
comprendan las dificultades con que nos enfrentamos quienes nos dedicamos a ella. 
Tiene que alcanzar dos objetivos educativos irrenunciables, pero contradictorios. El 
primero de ellos es la integración social y cultural de todos los alumnos, y eso nos 
fuerza a ampliar elásticamente sus límites para intentar que ningún alumno se 
margine, porque eso supone casi su muerte social; el segundo objetivo es 
proporcionar una educación de calidad, lo que exige ser selectivos. Estamos por ello 
inevitablemente sometidos a un movimiento de acordeón. 

LA SOLUCIÓN no es fácil, porque separar en unos centros a los buenos 
estudiantes y en otro a los malos acaba produciendo unas fracturas sociales y 
pedagógicas difíciles de superar. Así pues, la enseñanza obligatoria es una enseñanza 
socializadora. En cambio, con el bachillerato debe comenzar una enseñanza basada 
exclusivamente en el mérito y en la capacidad. Y lo mismo digo, en tono ya 
superlativo, de la Universidad. ¿Para qué queremos miles de universitarios mediocres, 
a los que no interesa estudiar, y que tardan un montón de años en terminar las 
carreras? Que los mejores alumnos de secundaria vean reconocido su esfuerzo, que 
haya centros de excelencia me parece bien, pero es una solución perezosa y si me 
apuran de aficionados. 

Hay otras soluciones técnicamente más eficaces, y socialmente más justas y 
estimulantes Y también, por supuesto, más complejas. En cada centro de secundaria 
se pueden introducir cursos de excelencia voluntarios, cuyo resultado después se 
refleje en los expedientes académicos. Esta posibilidad de acceder a distintos niveles 
de esfuerzo y excelencia existen en los centros bilingües o en aquellos donde se 
imparte el Bachillerato Internacional. 

Murcia introdujo un Bachillerato de Investigación, en el que los alumnos que 
querían podían ampliar con una asignatura más el currículum normal. Este sistema 
nos permitiría también ayudar a los alumnos con altas capacidades, sin necesidad de 
sacarles de su entorno habitual. Se trata de hacer una sabia educación diferenciada, 
justa para todos. Tenemos una escuela rígida y monolítica. Hay que poner múltiples 
posibilidades al alcance de los alumnos, de los profesores y los padres. Unas mínimas 
y otras máximas. Café para todos no es una demostración de justicia sino de simpleza. 
Nuestro sistema educativo es un diplodocus dormido. Las verdaderas soluciones 
educativas no son simples. Y tan simple es la propuesta de Aguirre, si piensa que esa 
es la solución, como simple es la afirmación del ministro de que esa no es la solución. 
Las soluciones existen, las conocemos, y podríamos ponerlas en práctica. Todas 
remiten al principio que debería regir nuestra convivencia: socialismo de las 
oportunidades, protección del débil y aristocracia del mérito. 

miércoles, 9 de octubre de 2013

José Antonio Marina en "¡Gracias, profes!"

José Antonio Marina:“Somos la conciencia educativa de la sociedad”


         Este breve video de uno de los más grandes educadores y pedagogos de nuestro país, el catedrático y filósofo José Antonio Marina, en su intervención como miembro del programa ¡Gracias, profes!, es el mejor alegato en defensa de la actividad educativa, es la conciencia social de lo que realmente significa ser educador. Es, sin duda, la fe y la creencia en el verdadero honor que corresponde al que entrega su vida a la tarea más importante y de mayor trascendencia social, como es la educación. La antigua sabiduría china decía “si quieres ser feliz, hazte profesor o agricultor”, tal era la importancia, para aquellos sabios chinos, de cultivar la naturaleza o educar a un niño, pues ambas profesiones tienen mucho en común.


     José Antonio Marina es, hoy, la voz de todos aquellos educadores que, en medio de una gran incomprensión social de su tarea educativa, trabajan con fe y con esperanza en una regeneración social del verdadero papel del educador. Marina es el primero en dar ejemplo de ello, por su constante trabajo e investigación en este campo y, sobre todo, por su fe y su testimonio como educador, en el aula, en los Medios, en sus libros, entrevistas y charlas, y en toda ocasión que se le presenta. Él es un verdadero guía, “la conciencia educativa de la sociedad”, en estos momentos de oscuridad en casi todos los ámbitos de la vida humana y, en especial, en la educación. Gracias, José Antonio Marina.