lunes, 24 de septiembre de 2012

La muerte, un tabú en la educación



LA MUERTE: ¿TABÚ O IMPERATIVO EDUCATIVO? (1)

A. de la Herrán, I. González, M.J. Navarro,

B. S. Bravo, y M.V. Freire

Evitar o distorsionar la educación para la muerte es no educar para la vida. El camino es la coherencia, de dentro a fuera: primero, reflexionar y madurar nosotros. Después, orientar respetuosamente las elaboraciones del niño.

I INTRODUCCIÓN
UNA SITUACIÓN PARADÓJICA
La muerte es...

- Una cuestión tan central como evitada

- Un asunto relegado hasta la indiferencia

- Una pregunta, más que una respuesta

- Un patrimonio secreto de la humanidad

- Incompatible con la macdonalización social y de la educación

- Un eje de la vida humana

- La clave de la posible evolución humana

- Un prólogo, más que un epílogo

- Un reto perenne para todos.

Pero, a pesar de ello:

- Es un tema que no se aborda con profundidad

- Desde el punto de vista de la conciencia, es un imperativo intentarlo

- Quizá sea uno de los contenidos más formativos y globalizadores

- Parece lógico reflexionarlo en todos los niveles educativos.

LA EDUCACIÓN COMO QUESO GRUYERE. Para desarrollar este planteamiento, quizá sea útil concebir la educación y la formación docente como un gran queso gruyere, repleto de agujeros, de asuntos pendientes, caso todos ellos relacionados con la madurez personal y la posible evolución del ser humano. Sobre el tema de la muerte encontramos coladeros de dos clases:

a) No se previene.

b) No se ofrecen pautas que ayuden a paliar desde la escuela.


 ABRIENDO RUTAS. Con la atención puesta en la planificación curricular, nos parece necesario:

a) Profundizar en la observación de la comprensión del niño.

b) Trascender los temas transversales: de la mera funcionalidad a la utilidad, profundidad natural incluida

c) Revisar la formación de los maestros: De atención a lo objetal (acción docente, currículo, niño, etc.) a la madurez y cultura (cultivo) personales.

d) Relacionar ámbitos del conocimiento (didáctica, psicología, orientación educativa, antropología, mística, tradiciones culturales diversas...), en función de la realidad transdisciplinar a que nos referimos, más allá de las identificaciones proxémicas, egocéntricas y narcisistas, verdaderos frenos del conocimiento.

e) Estrechar la relación teoría-aplicación, mediante el conocimiento y la transformación interior y exterior

f) Sintetizar didáctica y currículo, mediante la atención puesta en la complejidad

g) Integrar la muerte con la vida en un ciclo evolutivo personal y general, desde la conciencia (teilhardiana) de que el eslabón perdido somos nosotros

h) Coordinar necesidades educativas con la planificación curricular.

i) Aplicar propuestas didácticas naturales al tema de la muerte.

j) Condensar pasado potenciado con futuro en potencia en un presente orientado, necesaria pero no solamente anticipante

¿CON QUÉ OBJETIVO? Apuntar análisis que favorezcan la normalización del tema que nos ocupa y proporcionar recursos metodológicos válidos para la práctica de la Educación.
OBSERVACIÓN FUNDAMENTAL Para ello, nos parece necesario que previamente cada quien lo haya integrado formativamente en su propio mundo de vivencias de una manera natural, coherente y consciente en su enseñanza.

II PROPUESTAS
CAMBIO DE ÓPTICA SOBRE EL CURRÍCULO Y DE MENTALIDAD DOCENTE
Actualmente, el currículo ofrece dos clases de ámbitos: áreas curriculares y temas transversales. La muerte atraviesa a todos los transversales sin ser área, es por tanto espiral o radical a todos ellos, define una tercera dimensión temática, capaz de aportar profundidad u hondura, algo que en esta sociedad de la rentabilidad y de la prisa, sin duda choca.

ÁREAS CURRICULARES
(“LONGITUDINALIDAD”)
TEMAS TRANSVERSALES TEMAS ESPIRALES O RADICALES
(“TRANSVERSALIDAD”) (“PROFUNDIDAD”)
Desde el punto de vista de la mentalidad, el cambio básico, que afectaría a la didáctica de estas cuestiones radicales, consistiría en persuadirse de que es necesario ir más allá de la práctica reflexiva (léase investigación-acción, por ejemplo) y de la crítica, y pasar a una indagación con cambio interior incluido.
Porque el contenido, recurso y método principales de enseñanza es el maestro/a. Enseñanza es, sobre todo, enseñarse, y no es posible propiciar una comunicación didáctica fértil sobre un tema radical como es éste, sin haberlo interiorizado primero. Sería una insensatez.

PRINCIPIOS DIDÁCTICOS PARA SU ENSEÑANZA.

a) Requisito: Clima comunicativo de seguridad y confianza

b) Coherencia: primero nosotros, luego, ellos

c) Evitación la enseñanza-aprendizaje predeterminada

d) Enseñar a dudar

e) Respeto a los descubrimientos y elaboraciones del niño

f) Claridad sensible

PAUTAS DE ACTUACIÓN EDUCATIVA

a) Si abrimos los ojos, nos daremos cuenta de que la muerte está por todas partes, como condición necesaria para la vida y para la formación y madurez personal de todos. A poco que no se relegue, la encontraremos en las actividades espontáneas e intereses naturales de los niños de los niños: juegos, curiosidad, preguntas, indagaciones, momentos significativos, proyectos, películas, textos, teatro, historias, medios de comunicación, vivencias directas o indirectas, etc.

b) Podría decirse que es preciso hacer un esfuerzo para no abordarla. Pero la cosa no está tan clara: como el tabú nos martillea y tapona la reflexión con frecuencia, realmente lo que es preciso hacer es un esfuerzo para hacerla consciente, con el fin de

- elaborar desde ella, mejor que hacia ella,

- razonar con naturalidad, en vez de desde la parafernalia, las contaminaciones ideológicas, la obsesión o la proyección de vivencias,


- comunicar con sensibilidad, no con sensiblería o insensibilidad,

- buscar el desarrollo del sentido reflexivo (crítico, autocrítico y transformador) de la vida, que falta le hace, y no la formación rápida del juicio fácil y el conocimiento disperso o enterrado, por la abundancia informativa de la desorientante posmodernidad, etc.

- preventivas relacionadas con la muerte y realizables en las aulas para ayudar a elaborar, naturalizar y desdramatizar paulatinamente el proceso.

- Paliativas, destinadas a dar respuesta educativa planificada al periodo y elaboración del duelo. Lo ideal es que sea consensuada (o al menos deliberada y coordinada) con todos los agentes educadores, tanto a nivel de centro y etapa (proyecto educativo y proyectos curriculares de etapa), como desde las aulas (programaciones de aula y unidades didácticas concretas), siempre en estrecha comunicación con la familia, evitando contradicciones y en todo caso, a partir de su versión.

c) Puesto que la educación en Infantil, Primaria y Secundaria es una tarea compartida, puede ser un buen tema abierto para escuela de padres o reuniones de padres de aula.

d) A la luz de todo ello, pueden diseñarse numerosas propuestas metodológicas actividades, esencialmente de dos clases:

CONCLUSIÓN. Nuestra experiencia de investigación con este tema a lo largo de casi tres años nos ratifica que existen dos grandes posiciones [o discursos] sobre la muerte, desde el punto de vista de su conocimiento:

a) Uno mayoritario, compuesto por las actitudes tendentes a la certeza (un no-saber que se sabe), el desconocimiento (un no-saber sabido), la relegación (un no querer saber), y el rechazo (un no querer saber).

b) Y otro minoritario, compuesto por conjuntos de padres/madres, maestros/as y orientadores, altamente interesados por dar respuestas adecuadas a las situaciones de pérdida en estas edades, y a los que les mueve al tiempo la prudencia y la profesionalidad.

En el texto clásico Chuang tzu se dice: “Si [la naturaleza] me es buena al darme la vida, al darme la muerte me debe ser también buena”. El contenido de esta frase es profundamente bello. Pero la escuela puede hacer mucho más que esperar a que la vida curse sola, y nunca ha estado mejor preparada para hacerlo.
Fuente: Herrán, A. de la, González, I., Navarro, M.J., Bravo, S., y Freire, M.V. (2000). ¿Todos los caracoles se mueren siempre? Cómo tratar la muerte en Educación Infantil. Madrid: Ediciones de la Torre.

 (1) Herrán, A. de la, González, I., Navarro, M.J., Bravo, S., y Freire, M.V. (2001). La Muerte: ¿Tabú o Imperativo Educativo? Aula de Innovación Educativa (106), 62-64.

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