LA MUERTE: ¿TABÚ O IMPERATIVO EDUCATIVO? (1)
A. de la Herrán, I. González, M.J. Navarro,
B. S. Bravo, y M.V. Freire
Evitar
o distorsionar la educación para la muerte es no educar para la vida. El camino
es la coherencia, de dentro a fuera: primero, reflexionar y madurar nosotros.
Después, orientar respetuosamente las elaboraciones del niño.
I INTRODUCCIÓN
UNA
SITUACIÓN PARADÓJICA
La
muerte es...
- Una
cuestión tan central como evitada
- Un
asunto relegado hasta la indiferencia
- Una
pregunta, más que una respuesta
- Un
patrimonio secreto de la humanidad
- Incompatible
con la macdonalización social y de la educación
- Un
eje de la vida humana
- La
clave de la posible evolución humana
- Un
prólogo, más que un epílogo
- Un
reto perenne para todos.
Pero,
a pesar de ello:
- Es
un tema que no se aborda con profundidad
- Desde
el punto de vista de la conciencia, es un imperativo intentarlo
- Quizá
sea uno de los contenidos más formativos y globalizadores
- Parece
lógico reflexionarlo en todos los niveles educativos.
LA
EDUCACIÓN COMO QUESO GRUYERE. Para desarrollar este planteamiento, quizá sea
útil concebir la educación y la formación docente como un gran queso gruyere, repleto
de agujeros, de asuntos pendientes, caso todos ellos relacionados con la madurez
personal y la posible evolución del ser humano. Sobre el tema de la muerte
encontramos coladeros de dos clases:
a)
No se previene.
b)
No se ofrecen pautas que ayuden a paliar desde la escuela.
ABRIENDO RUTAS. Con la atención puesta en la planificación curricular,
nos parece necesario:
a)
Profundizar en la observación de la comprensión del niño.
b)
Trascender los temas transversales: de la mera funcionalidad a la utilidad,
profundidad natural incluida
c) Revisar
la formación de los maestros: De atención a lo objetal (acción docente,
currículo, niño, etc.) a la madurez y cultura (cultivo) personales.
d)
Relacionar ámbitos del conocimiento (didáctica, psicología, orientación
educativa, antropología, mística, tradiciones culturales diversas...), en
función de la realidad transdisciplinar a que nos referimos, más allá de las
identificaciones proxémicas, egocéntricas y narcisistas, verdaderos frenos del
conocimiento.
e)
Estrechar la relación teoría-aplicación, mediante el conocimiento y la
transformación interior y exterior
f)
Sintetizar didáctica y currículo, mediante la atención puesta en la complejidad
g)
Integrar la muerte con la vida en un ciclo evolutivo personal y general, desde
la conciencia (teilhardiana) de que el eslabón perdido somos nosotros
h)
Coordinar necesidades educativas con la planificación curricular.
i)
Aplicar propuestas didácticas naturales al tema de la muerte.
j)
Condensar pasado potenciado con futuro en potencia en un presente orientado,
necesaria pero no solamente anticipante
¿CON
QUÉ OBJETIVO? Apuntar análisis que favorezcan la normalización del tema que nos
ocupa y proporcionar recursos metodológicos válidos para la práctica de la
Educación.
OBSERVACIÓN
FUNDAMENTAL Para ello, nos parece necesario que previamente cada quien lo haya
integrado formativamente en su propio mundo de vivencias de una manera natural,
coherente y consciente en su enseñanza.
II PROPUESTAS
CAMBIO
DE ÓPTICA SOBRE EL CURRÍCULO Y DE MENTALIDAD DOCENTE
Actualmente,
el currículo ofrece dos clases de ámbitos: áreas curriculares y temas
transversales. La muerte atraviesa a todos los transversales sin ser área, es
por tanto espiral o radical a todos ellos, define una tercera dimensión
temática, capaz de aportar profundidad u hondura, algo que en esta sociedad de
la rentabilidad y de la prisa, sin duda choca.
ÁREAS CURRICULARES
(“LONGITUDINALIDAD”)
TEMAS
TRANSVERSALES TEMAS ESPIRALES O RADICALES
(“TRANSVERSALIDAD”)
(“PROFUNDIDAD”)
Desde
el punto de vista de la mentalidad, el cambio básico, que afectaría a la
didáctica de estas cuestiones radicales, consistiría en persuadirse de que es
necesario ir más allá de la práctica reflexiva (léase investigación-acción, por
ejemplo) y de la crítica, y pasar a una indagación con cambio interior
incluido.
Porque
el contenido, recurso y método principales de enseñanza es el maestro/a.
Enseñanza es, sobre todo, enseñarse, y no es posible propiciar una comunicación
didáctica fértil sobre un tema radical como es éste, sin haberlo interiorizado
primero. Sería una insensatez.
PRINCIPIOS
DIDÁCTICOS PARA SU ENSEÑANZA.
a)
Requisito: Clima comunicativo de seguridad y confianza
b)
Coherencia: primero nosotros, luego, ellos
c)
Evitación la enseñanza-aprendizaje predeterminada
d)
Enseñar a dudar
e)
Respeto a los descubrimientos y elaboraciones del niño
f)
Claridad sensible
PAUTAS
DE ACTUACIÓN EDUCATIVA
a)
Si abrimos los ojos, nos daremos cuenta de que la muerte está por todas partes,
como condición necesaria para la vida y para la formación y madurez personal de
todos. A poco que no se relegue, la encontraremos en las actividades
espontáneas e intereses naturales de los niños de los niños: juegos,
curiosidad, preguntas, indagaciones, momentos significativos, proyectos,
películas, textos, teatro, historias, medios de comunicación, vivencias
directas o indirectas, etc.
b)
Podría decirse que es preciso hacer un esfuerzo para no abordarla. Pero la cosa
no está tan clara: como el tabú nos martillea y tapona la reflexión con
frecuencia, realmente lo que es preciso hacer es un esfuerzo para hacerla
consciente, con el fin de
- elaborar
desde ella, mejor que hacia ella,
- razonar
con naturalidad, en vez de desde la parafernalia, las contaminaciones
ideológicas, la obsesión o la proyección de vivencias,
- comunicar
con sensibilidad, no con sensiblería o insensibilidad,
- buscar
el desarrollo del sentido reflexivo (crítico, autocrítico y transformador) de
la vida, que falta le hace, y no la formación rápida del juicio fácil y el
conocimiento disperso o enterrado, por la abundancia informativa de la desorientante
posmodernidad, etc.
- preventivas
relacionadas con la muerte y realizables en las aulas para ayudar a elaborar, naturalizar
y desdramatizar paulatinamente el proceso.
- Paliativas,
destinadas a dar respuesta educativa planificada al periodo y elaboración del
duelo. Lo ideal es que sea consensuada (o al menos deliberada y coordinada) con
todos los agentes educadores, tanto a nivel de centro y etapa (proyecto
educativo y proyectos curriculares de etapa), como desde las aulas
(programaciones de aula y unidades didácticas concretas), siempre en estrecha
comunicación con la familia, evitando contradicciones y en todo caso, a partir
de su versión.
c)
Puesto que la educación en Infantil, Primaria y Secundaria es una tarea
compartida, puede ser un buen tema abierto para escuela de padres o reuniones
de padres de aula.
d) A
la luz de todo ello, pueden diseñarse numerosas propuestas metodológicas
actividades, esencialmente de dos clases:
CONCLUSIÓN.
Nuestra experiencia de investigación con este tema a lo largo de casi tres años
nos ratifica que existen dos grandes posiciones [o discursos] sobre la muerte,
desde el punto de vista de su conocimiento:
a)
Uno mayoritario, compuesto por las actitudes tendentes a la certeza (un no-saber
que se sabe), el desconocimiento (un no-saber sabido), la relegación (un no
querer saber), y el rechazo (un no querer saber).
b) Y
otro minoritario, compuesto por conjuntos de padres/madres, maestros/as y
orientadores, altamente interesados por dar respuestas adecuadas a las
situaciones de pérdida en estas edades, y a los que les mueve al tiempo la
prudencia y la profesionalidad.
En
el texto clásico Chuang tzu se dice: “Si [la naturaleza] me es buena al darme
la vida, al darme la muerte me debe ser también buena”. El contenido de esta
frase es profundamente bello. Pero la escuela puede hacer mucho más que esperar
a que la vida curse sola, y nunca ha estado mejor preparada para hacerlo.
Fuente: Herrán, A. de la, González, I., Navarro, M.J., Bravo, S., y
Freire, M.V. (2000). ¿Todos los caracoles se mueren siempre? Cómo tratar la
muerte en Educación Infantil. Madrid: Ediciones de la Torre.
(1) Herrán, A. de la,
González, I., Navarro, M.J., Bravo, S., y Freire, M.V. (2001). La Muerte: ¿Tabú
o Imperativo Educativo? Aula de Innovación Educativa (106), 62-64.
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